14 de marzo de 2006

Giordano Bruno, "El Nolano"

Para poder narrar a grandes rasgos los hechos más importantes de la vida y de la muerte de Giordano Bruno, como mínimo tenemos que tener bien en claro estas cuatro palabras, que sin dudas, en el transcurso de su vida, serán muy importantes.

1. MÁRTIR: Persona que muere o sufre en defensa de su creencia o convicciones.
2. HEREJE: Cristiano que en materia de fe, se opone a lo que propone la Iglesia.
3. INQUISICIÓN: Tribunal eclesiástico que se estableció en algunas naciones, con el objeto de inquirir y castigar los delitos contra la fe.
4. HÉROE: El que lleva a cabo una acción heroica.

Antes de comenzar, les aclaro, que he tomado la información de diversos Sitios Web, y trataré en lo posible, resumir escuetamente los hechos más relevantes, que a mi humilde entender, nos darán una idea concreta de quien fue Giordano Bruno.

Datos Personales.

Su verdadero nombre era Filippo Bruno; él cambia su nombre de pila “Filippo” por el de Giordano. Nació por el año 1548 en la ciudad de Nola, Italia, muy cerca de Nápoles; murió el 17 de febrero de 1600, quemado en la hoguera por la “Santa Inquisición”, en Campo dei Fiori, Roma, a la edad de 51 o 52 años, acusado de herejía.

En la actualidad, Bruno es un paradigma de la rebelión frente al dogma, un adalid de la libertad de pensar, un connotado filósofo, teólogo, matemático, poeta, un sorprendente astrónomo sin instrumentos y mártir.

Cómo era.

Tenemos que situarnos en la época de la Europa Renacentista del siglo XVI, por los años 1548-1600, y razonar donde Bruno pudo adquirir el conocimiento trascendente que logró y cuya metafísica y cosmología, lo ubicaron sin dudas, en la actualidad, como uno de los grandes del pensamiento humano.

Defendió la idea de Copérnico, en el sentido que no era el Sol el que giraba en torno de la Tierra, si no que ésta lo hacía en torno del Sol.

Decía: Existe un Universo infinito, con muchos infinitos, en el que las estrellas, fijas, no lo están en absoluto. Hay innumerables soles, con un sin número de tierras que giran alrededor de dichos soles. Estos planetas, no son visibles porque las estrellas se hallan a enormes distancias de nosotros y debe haber, en nuestro sistema solar, otros planetas no visibles. Debe haber un infinito número de seres, moralmente imperfectos y otros más perfectos, habitando la infinitud de mundos.

En uno de sus libros llamado “El Fastidio”, Giordano hace comentarios sobre su permanencia, como novicio, en un convento de monjes dominicos. En Nápoles, donde escribe una estremecedora acusación contra la Iglesia, dice: “Usted verá, arrebatos de carteristas, ardides de tramposos y empresas de granujas, en una entremezclada confusión, también deliciosa repulsión, dulces amargos, decisiones absurdas, fe confundida y esperanzas lisiadas, caridades de tacaños, jueces nobles y serios, para con los asuntos de otros hombres, con poca verdad en los propios, mujeres viriles, hombres afeminados y voces de astucia, no de misericordia, de modo que el que más cree, es más engañado y por todas partes, el amor al oro”. La Santa Verdad, no debe ser avasallada, por la Santa Ignorancia.

Estudió a Copérnico, eliminando de la teoría copernicana el fallido concepto del cosmos finito, cerrado por una esfera de estrellas inmóviles. Expresó que el Sol no esta inmóvil, ni es el centro del Universo. Fundamentó la reencarnación y la existencia de un espíritu universal, principio de la vida y que cómo sustancia anímica se halla en todas las cosas, sin excepción, y constituye el principio motor de las mismas.

También decía: La unión espiritual con Dios, solo puede realizarse en la contemplación de la verdad, siendo la “Santa Ignorancia” el obstáculo y enemiga declarada de toda investigación de la verdad.

En esos años, la cristiandad estaba en plena crisis. La Iglesia se dividió en pedazos y en pocos años, Lutero, Calvino, Enrique VIII, separaron naciones enteras de Roma. Estallan las así llamadas “guerras de religión”. La iglesia católica responde a la forma protestante con el Concilio de Trento, que trajo renovación espiritual.

Giordano nace en un tiempo en el que el pluralismo de las ideas, era con frecuencia, sinónimo de guerra entre pueblos. Su destino estaba marcado desde sus inicios, por la soledad. Pierde a sus padres siendo muy pequeño. A los 17 años entra en un convento dominico, estudia la filosofía oficial de Aristóteles y la Teología de Santo Tomás. Ayudado por su extraordinaria memoria y su viva inteligencia, se convierte en un hombre de mucha cultura, que añadido a una personalidad fuerte y aguda, aunque de espíritu atormentado, pronto es blanco de severas críticas. Diez años más tarde, debe abandonar la Orden por conflictos con sus superiores, iniciando así una vida solitaria y errante, sospechado de herejía. Comienza a andar por Europa, se va al norte de Italia, luego a Suiza, Francia, Alemania, Inglaterra. Donde quiera que llegue, es primero admirado, después ridiculizado y luego odiado y expulsado. Hombre de una memoria extraordinaria, de un ingenio fascinante, rompe con todos los esquemas de la época, ya que no pertenecía a ninguna escuela.

Genial e irreverente, consideraba a los monjes como “santos burros”. Para él, las religiones no eran más que un conjunto de supersticiones útiles, para tener bajo control a los pueblos ignorantes. Consideraba a Jesús como a una especie de mago, a la eucaristía como a una blasfemia, ve en todas las cosas el latido de un alma universal. Así abandona al cristianismo. También lo excomulgan los calvinistas y luteranos. Se entrega a la magia, alejándose de la ciencia experimental de Galileo.

Ciertamente, puede ser considerado como uno de los padres del relativismo. No solo va más allá del sistema Ptolomeico geocéntrico, que entonces imperaba, si no que va más allá del mismo Copérnico y su heliocentrismo: el mundo es infinito, grita, y el centro, soy yo.

Como llega a su final.

En 1591 Bruno vuelve a Italia, específicamente a Venecia, invitado por Zuane Mocenigo, para educar a su aristocracia en mnemotecnia. Después de un tiempo, Mocenigo, tras haber escuchado de boca de Bruno, sus pensamientos acerca de la Iglesia y del Universo, lo denuncia a la “Santa Inquisición”. Fue arrestado el 23 de mayo de 1592 en Venecia. Fue interrogado sobre sus trabajos teológicos y filosóficos y el 27 de enero del 1593, entregado a la Inquisición en Roma, por petición directa del entonces Nuncio Papal Taverna, actuando en el nombre del Papa Clemente VIII.

En Roma lo interrogaron durante 7 años sobre aspectos de su vida, sus opiniones filosóficas y teológicas. El 15 de febrero del 1599, lo condenaron culpable de ocho actos específicos de herejía, los que la Iglesia no ha revelado hasta nuestros días.

Según algunos documentos, fue procesado por sus opiniones ateas y por la publicación de su libro “La expulsión de la bestia triunfante”. El 20 de enero del 1600, la inquisición entregó su veredicto: muerte en la hoguera por herejía. Prohibiendo, todo lo por él mencionado, sus libros, y sus escritos de cualquier índole, siendo quemados públicamente en la plaza de San Pedro. Cuando Bruno escuchó su sentencia, exclamó: “Quizás ustedes, que pronuncian mi sentencia, tienen más miedo que yo, que la recibo”.

El inquisidor de este proceso fue el teólogo Roberto Belarmino. De esta manera, el 17 de febrero del 1600, fue muerto en la hoguera, en el Campo dei Fiori. Hoy hay una plaza y en el 1600 un campo de flores silvestres, hoy hay una estatua en su honor inaugurada el 9 de junio del 1889 por académicos y alumnos de la Universidad de Roma, con esta inscripción: A Giordano Bruno, el siglo que él anticipó, en Roma, donde fue quemado en la Pira.

¿Qué podríamos agregar después de 406 años de su muerte? La luz actual nos señala que se lo condenó simplemente por el delito de pensar y pensar bien, dejando mal parado al intransigente y sectario dogma, que en el nombre de Cristo, quien vino en su luz a hermanarnos, a tantos otros, dio cruel muerte.

Hay muchísimas cosas más de la vida de Giordano y mucho más también después de su muerte, pero creo haber resumido su vida, su difícil y controversial vida.

Giordano, antes de su muerte, se dedicó a escribir poemas; no todos terminaron en cenizas. Quiero rescatar alguno de sus pasajes. Dice: “Mucho he luchado, pensé que podía ganar, pero el destino y la naturaleza, sofocaron mis meditaciones y esfuerzos, pero ya es algo estar en el campo de batalla, porque ganar, depende mucho de la suerte, pero hice cuanto pude y no creo que nadie en las generaciones futuras lo niegue, no temí a la muerte, nunca me rendí a nadie, en lugar de una vida cobarde, elegí una muerte valiente”. Giordano, a 8 días de su muerte, terminó un poema de esta manera.

Y entró sereno en la brasa
lúcido entre las ávidas llamas
toda época está en retroceso
y todo presente es pasado devorado en el futuro.
Aquel 9 de febrero del 1600 también.

Giordano Bruno, poeta,
loco, y filósofo, que en la duda encontró su verdad
nació para todos y yo nací con él.
Yo soy Giordano Bruno.

Giordano Bruno


Biografía de Giordano Bruno

Giordano Bruno (1548-1600). Por John Kessler (traducido por Pablo Flores).

En el año 1548 nació un niño italiano en el pequeño pueblo de Nola, no lejos del Vesubio, al que le dieron por nombre Giordano Bruno. Aunque pasó la mayor parte de su vida en países hostiles y extranjeros, volvió a su hogar al fin de sus viajes y después de haber escrito casi veinte libros.

Cuando tenía trece años comenzó a ir a la escuela en el Monasterio de San Domingo. Era un lugar famoso. Tomás de Aquino, él también un dominico, había vivido y enseñado allí. En pocos años Bruno se hizo sacerdote dominico.

No pasó mucho tiempo antes de que los monjes de San Domingo comenzaran a aprender algunas cosas sobre el extraordinario entusiasmo de su joven colega. Era franco, abierto y para nada reticente. No pasó mucho antes de meterse en problemas. Era evidente que a este muchacho no se le podía forzar a encajar en la rutina dominica. Una de las primeras cosas que un estudiante debe aprender es dar al maestro las respuestas que el maestro quiere. El maestro promedio es el preservador de los antiguos hitos. Los estudiantes son su audiencia. Aplauden, pero no deben innovar. Deben aprender a trabajar y a esperar. No fue la conducta de Bruno sino sus opiniones lo que lo metió en problemas.

Huyó de la escuela, de su pueblo natal, de su propio país, y trató de encontrar entre extraños y extranjeros un ambiente que congeniara con su integridad intelectual, que no encontraba en su hogar. Es difícil no ponerse sentimental acerca de Bruno. Era un hombre sin patria y, al final, sin iglesia.

A Bruno le interesaba la naturaleza de las ideas. Aunque el nombre no se había inventado aún, sería perfectamente apropiado nominar a Bruno como epistemólogo, o como un pionero de la semántica. Toma su materia prima de la mente humana.

Es un hecho interesante que aquí, al cierre del siglo XVI, un hombre, encerrado por todos los lados por la autoridad de la tradición clerical, haga lo que puede considerarse un recorrido filosófico del mundo que la ciencia de la época estaba revelando. Es particularmente interesante porque sólo en el siglo XX se ha vuelto de nuevo popular el hábito de esta clase de especulación. Bruno vivió en un período en que la filosofía se había divorciado de la ciencia. Quizá sería mejor decir que la ciencia se había divorciado de la filosofía. Los científicos se sentían demasiado fascinados por sus nuevos juguetes como para molestarse con la filosofía. Empezaban a ocupar su tiempo con telescopios y microscopios y recipientes de productos químicos.

En 1581 Bruno fue a París y comenzó a dar conferencias sobre filosofía. No era poco común que los académicos vagaran de aquí para allá. Hizo contactos fácilmente y logró interesar a todos los grupos con los que se contactó con el fuego de sus ideas. Su reputación llegó a oídos del rey Enrique III, quien sintió curiosidad acerca de esta nueva atracción filosófica. Enrique III tenía curiosidad por averiguar si el arte de Bruno era el del mago o el del hechicero. Bruno se había hecho una reputación como mago que podía inspirar una mayor retención de memoria. Bruno satisfizo al rey mostrándole que su sistema se basaba en el conocimiento organizado. Él encontró un patrón en Enrique III, lo cual tuvo mucho que ver con el éxito de su corta carrera en París.

Fue alrededor de esta época que una de las primeras obras de Bruno fue publicada, “De Umbras Idearum” (Las Sombras de las Ideas) al cual le siguió prontamente “Ars Memoriae” (El Arte de la Memoria). En estos libros mantenía que las ideas son sólo sombras de la verdad. La idea era extremadamente novedosa en ese momento. En el mismo año produjo otro libro: "Breve Arquitectura del Arte de Lull" con su "Compleción". Ramón Lull había tratado de probar los dogmas de la iglesia por medio de la razón humana. Bruno niega el valor de tal esfuerzo mental. Señala que el cristianismo es enteramente irracional, que es contrario a la filosofía y que está en desacuerdo con otras religiones. Observa que lo aceptamos por la fe; que la revelación, como se la llama, no tiene base científica.

En su cuarta obra elige a la hechicera homérica Circe, que convertía a los hombres en bestias, y hace que Circe discuta con su doncella un tipo de error que representa cada bestia. El libro “Cantus Circaeus” (El encantamiento de Circe) muestra a Bruno trabajando con el principio de asociación de ideas, y cuestionando continuamente el valor de los métodos tradicionales de conocimiento.

En el año 1582, a la edad de 34 años, escribió una obra, “Il Candelaio” (El Candelero). Muestra a un hacedor de velas que trabaja con sebo y grasa y luego tiene que salir a vender su mercancía a los gritos: "Contempla en la vela que lleva este candelero, a quien doy a luz, aquello que clarificará ciertas sombras de ideas... No hace falta que te instruya en mi creencia. El tiempo todo lo da y todo lo quita; todo cambia pero nada perece. Uno solo es inmutable, eterno y dura para siempre, uno y el mismo consigo mismo. Con esta filosofía mi espíritu crece, mi mente se expande. Por ello, no importa cuán oscura sea la noche, espero el alba, y aquéllos que viven en el día esperan la noche. Por tanto, regocíjate, y mantente íntegro, si puedes, y devuelve amor por amor."

Llegó un momento en que la novedad de Bruno se desgastó en Francia, y sintió que era hora de seguir adelante. Fue a Inglaterra a comenzar de nuevo y a encontrar una nueva audiencia. No logró hacer contacto académico con Oxford. Oxford, como otras universidades europeas de la época, rendía reverencia académica a la autoridad de Aristóteles. Mucho se ha escrito sobre cómo la Edad Media fue estrangulada por la mano muerta de Aristóteles. No eran los métodos de Aristóteles ni la mente capaz de Aristóteles lo que se cuestionaba sino la autoridad de Aristóteles. Una cosa debía ser creída porque Aristóteles la había dicho. Era parte del método de Bruno el objetar, a su manera enérgica, a que se lo obligase a uno a tragarse sin protestar ciertas afirmaciones porque Aristóteles las hubiera hecho, cuando eran obviamente diferentes a la experiencia en vivo de los sentidos que la ciencia estaba produciendo.

En su obra " La Cena del Miércoles de Cenizas", la historia de una cena privada con invitados ingleses, Bruno difunde la doctrina copernicana. Se le había ofrecido al mundo una nueva astronomía de la cual la gente se reía porque estaba en desacuerdo con las enseñanzas de Aristóteles. Bruno llevaba adelante una entusiasta propaganda con ánimo de pelea. Entre los años 1582 y 1592 no había apenas ningún maestro en Europa que difundiese persistente, abierta y activamente las nuevas sobre el universo que Copérnico había dibujado, excepto Giordano Bruno. Un poco más tarde, otro personaje aún más famoso iba a hacerse cargo de la tarea: Galileo Galilei.

Galileo nunca conoció a Bruno en persona y no lo menciona en sus obras, aunque debe haber leído algunas de ellas. No podemos culpar a Galileo por ser suficientemente diplomático y evitar la mención de un hereje reconocido. Galileo ha sido criticado con frecuencia porque, ante sus propias dificultades, se inclinó por su seguridad personal. Demandamos mucho de nuestros héroes.

Mientras estaba en Inglaterra, Bruno tuvo una audiencia personal con la reina Isabel. Escribió sobre ella a la manera superlativa de su época, llamándola diva, Monarca Protestante, sagrada, divina, las mismas exactas palabras que usó para Su Muy Cristiana Majestad y Cabeza del Sagrado Imperio Romano. Esto fue usado contra él cuando fue llevado más tarde a juicio como ateo, infiel y hereje. La reina Isabel no tuvo una muy alta opinión de Bruno. Lo vio como salvaje, radical, subversivo y peligroso. Bruno encontró a los ingleses bastante burdos.

Bruno no tenía un lugar seguro en las comunidades religiosas protestantes ni en las católicas romanas. Llevó a cabo su lucha contra terribles obstáculos.

Había vivido en Suiza y Francia, y ahora estaba en Inglaterra, y se fue de allí a Alemania. Traducía libros, leía pruebas de imprenta, y reunía grupos y daba conferencias sobre cualquier cosa que surgiera de ellos. No requiere mucha imaginación hacerse la imagen de un hombre que remendaba sus propias ropas, que con frecuencia pasaba frío y hambre e iba desaliñado. Sólo hay unas pocas cosas que sepamos de Bruno con gran certidumbre, y estos hechos son las ideas que dejó atrás en sus libros prácticamente olvidados, la literatura de contrabando de su época. Después de veinte años en el exilio nos lo imaginamos alienado, ansioso de oír el sonido de su propia lengua y de tener la compañía de sus compatriotas. Pero siguió escribiendo libros. En su libro “De Causa, principio et uno” (Sobre la Causa, el Principio y la Unidad) encontramos frases proféticas:

"Todo este orbe, esta estrella, no estando sujeta a la muerte, y siendo imposibles la disolución y la aniquilación en la Naturaleza, de tanto en tanto se renueva a sí mismo cambiando y alterando todas sus partes. No hay un arriba o abajo absolutos, como enseñó Aristóteles; ninguna posición absoluta en el espacio; sino que la posición de un cuerpo es relativa a las de los otros cuerpos. En todos lados hay un incesante cambio relativo de posición a través del universo, y el observador siempre está en el centro."

Sus otras obras fueron "El Infinito, el Universo y sus Mundos", "El Transporte de las Almas Intrépidas", y la "Cábala del Garañón como Pegaso con la Adición del Asno de Cilene", una discusión irónica sobre las pretensiones de la superstición. Este "asno", dice Bruno, se lo encuentra en todos lados, no sólo en la iglesia sino en las cortes de ley e incluso en los colegios. En su libro " La Expulsión de la Bestia Triunfante ", ataca la pedantería que encuentra en las culturas católica y protestante. En otro libro, " La Hoja Trifoliada y la Medida de las Tres Ciencias Especulativas y el Principio de Muchas Artes Prácticas", encontramos una discusión sobre un tema que iba a ser tomado en un siglo posterior por el filósofo francés Descartes. El libro fue escrito cinco años antes de que naciera Descartes, y en él se dice: "Aquél a quien le inquiete la filosofía debe ponerse a trabajar poniendo todas las cosas en duda".

También escribió "De la Unidad, la Cantidad y la Forma ", y otra obra "Sobre las Imágenes, Signos e Ideas", como así también "Sobre lo Inmenso e Innumerable", "Exposición de los Treinta Sellos" y "Lista de Términos Metafísicos para Comenzar el Estudio de la Lógica y la Filosofía". Su título más interesante es "Ciento Sesenta Artículos Dirigidos Contra los Matemáticos y Filósofos de la Época". Una de sus últimas obras, "Las Ataduras de la Especie ", quedó sin terminar.

Es fácil hacerse una impresión de la reputación que Bruno se había creado hacia el año 1582 en las mentes de las autoridades clericales de Europa meridional. Había escrito sobre un universo infinito que no había dejado lugar para aquella otra concepción infinita mayor que se llama Dios. No podía concebir que Dios y la naturaleza pudiesen ser entidades separadas y distintas como lo enseñaba el Génesis, como lo enseñaba la Iglesia, y como lo enseñaba incluso Aristóteles. Predicaba una filosofía que hacía insignificantes los misterios de la virginidad de María, de la crucifixión y la Misa. Era tan ingenuo que no podía ver sus propios esquemas mentales como si fuesen realmente herejías. Veía a la Biblia como un libro que sólo los ignorantes podían tomar literalmente. Los métodos de la Iglesia eran, para decirlo lo más suavemente posible, desafortunados, y promovían la ignorancia por instinto de autopreservación.

Bruno escribió: "Todo, no importa de qué manera puedan los hombres creerlo seguro y evidente, prueba, cuando se lo trae a discusión, que no es menos dudoso que las creencias extravagantes y absurdas". Acuñó la frase “Libertes philosophica”: El derecho a pensar, a soñar, por decirlo así, a hacer filosofía. Después de 14 años de vagar por Europa, Bruno volvió sus pasos hacia el hogar. Quizá en verdad lo extrañaba. Algunos escritores afirman que fue engañado. Que Bruno volviera a Italia es una paradoja tan extraña como la del resto de su vida.

Fue invitado a Venecia por un hombre joven cuyo nombre era Mocenigo, que le ofreció un hogar y luego levantó cargos contra él ante la Inquisición. El caso se dilató. Fue prisionero en la República de Venecia, pero un poder más grande lo quería, y fue entregado a Roma. Por seis años, entre 1593 y 1600, permaneció en una prisión papal. ¿Fue olvidado, fue torturado? Cualesquiera registros históricos que haya no han sido publicados nunca por las autoridades que los tienen. En el año 1600 un académico alemán, Schoppius, estuvo en Roma por casualidad y escribió sobre Bruno, quien fue interrogado varias veces por el Santo Oficio y condenado por los teólogos jefes. Una vez obtuvo cuarenta días para considerar su posición; enseguida prometió retractarse, pero luego renovó sus "tonterías". Luego consiguió otros cuarenta días para deliberar, pero no hizo más que escandalizar al Papa y a la Inquisición.

Después de dos años bajo la custodia del Inquisidor, fue llevado, el 9 de febrero, al palacio del Gran Inquisidor, para escuchar su sentencia de rodillas, ante los asesores expertos y el gobernador de la ciudad.

Bruno respondió a la sentencia de muerte por fuego con la amenaza: "Quizá ustedes, mis jueces, pronuncian esta sentencia contra mí con mayor temor que aquél con el que yo la recibo". Se le dieron otros ocho días para ver si se arrepentía. Pero no sirvió de nada. Fue llevado a la hoguera, y mientras moría le fue presentado un crucifijo, pero él lo apartó de sí con feroz desprecio.

Fueron sabios al librarse de él, porque no escribió más libros; pero debieron haberlo estrangulado al nacer. Según resultó al final, no se lo quitaron de encima para nada. Su suerte no fue inusual para un hereje; este extraño genio fue rápidamente olvidado. Sus obras fueron honradas con un sitio en el Index Expurgatorius el 7 de agosto de 1603, y sus libros se hicieron difíciles de conseguir. Nunca obtuvieron una gran popularidad.

A comienzos del siglo XVIII, los deístas ingleses redescubrieron a Bruno y trataron de excitar la imaginación popular volviendo a contar la historia de su vida, pero esto no provocó un particular entusiasmo.

El entusiasmo de la filosofía alemana llegó al tema de Bruno cuando Jacobi (1743-1819) llamó la atención sobre el genio de Bruno y los pensadores alemanes en general lo reconocieron, pero no leyeron sus libros. Hacia el final del siglo XIX los académicos italianos comenzaron a sentir intriga por Bruno y por un tiempo la "Brunomanía" fue parte del entusiasmo intelectual de los italianos cultos. Bruno comenzó a ser un símbolo representante del filósofo y el científico progresista y librepensador, y se ha convertido en símbolo del martirio científico. Bruno era un truhán, un vagabundo filosófico y poético, pero no puede reclamar el nombre de científico. Sus obras no se encuentran en las bibliotecas norteamericanas. En esta era de escritos biográficos es sorprendente que ningún autor moderno haya intentado reconstruir su vida, que es importante porque está en la línea directa del progreso moderno. Bruno fue un pionero que despertó a Europa de su largo sueño intelectual. Fue martirizado por su entusiasmo.

Bruno nació cinco años después de que muriera Copérnico. Éste había legado una idea embriagadora a la generación que iba a seguirlo. En nuestra época oímos mucho sobre el universo en expansión. Hemos aprendido a aceptarlo como algo grande. El pensamiento de la Infinitud del Universo fue una de las grandes ideas estimulantes del Renacimiento. El Universo ya no era el patio de atrás de un Dios del siglo XV. Y de pronto se volvió demasiado vasto para ser gobernado por un Dios del siglo XV. Bruno trató de imaginar un dios cuya majestad dignificara la majestad de las estrellas. No inventó ninguna triquiñuela metafísica ni provocó ningún cisma sectario. No estaba jugando a la política. Le alegraba sentirse profundamente provocado por visiones exaltadas y le gustaba hablar de sus experiencias. Y todo este refinamiento pasó por el fuego de los refinadores: para que el mundo pudiera lograr seguridad ante el despotismo del salvaje eclesiástico del siglo XVI. Sufrió una muerte cruel y logró una fama única de mártir. Se ha vuelto la coartada más difícil de la Iglesia. La Iglesia puede sacarse de encima el caso de Galileo con una suave y condescendiente explicación. Bruno se le queda en la garganta.

Él es un mártir cuyo nombre debería guiar a todo el resto. No fue un mero sectario religioso atrapado en la psicología de una histeria de masas. Era un poeta sensible, imaginativo, encendido de entusiasmo ante una visión mayor de un universo mayor... y cayó en el error de la creencia herética.

Por esta visión poética fue encarcelado en una mazmorra oscura ocho años y luego arrastrado a una plaza de mercado y asado con fuego hasta la muerte.

Fuente:
http://www.tayabeixo.org/biografias/bruno.htm

Breve cronología de la vida de Giordano Bruno

1548: Nace en Nola, cerca de Nápoles, en el sur de Italia.
1554-1563: Se educa en Nola.
1563: Ingresa en el monasterio de Santo Domenico, Nápoles.
1576: Abandona el monasterio al hacerse sospechoso de herejía. Excomulgado in absentia.
1576-1577: En Venecia y Padua.
1577-1579: Vive durante cortos períodos en Roma, Génova, Noli, Bérgamo, Savona y Turín.
1579: En Ginebra y Lyon. Los calvinistas lo someten a juicio en Ginebra, pero sólo se le hace una advertencia.
1579-1581: Enseña en Toulouse, Francia.
1581-1583: Enseña en Francia. Pasa algún tiempo en Paris, en la corte de Enrique III.
1583-1585: En Inglaterra, donde trabaja como espía para Francis Walshingham, enseña en Oxford y escribe muchos de sus libros más célebres.
1584: Publica en Inglaterra La Cena del miércoles de Ceniza y La expulsión de la bestia triunfante.
1585: Regresa brevemente a Francia.
1586-1588: Enseña en Wittemberg, Alemania.
1588-1590: Vive y trabaja en Praga y Helmstedt.
1590-1591: Vive en Frankfurt y Zurich.
Otoño de 1591: Va a Venecia invitado por Giovanni Mocenigo.
Noviembre 1591 – Marzo 1592: Enseña en la Universidad de Padua.
Mayo 1592: Es arrestado por la Inquisición veneciana y sometido a juicio.
Febrero 1593: Es encarcelado en la prisión de la Inquisición romana.
Febrero 19, 1600: Quemado vivo en Campo dei Fiori, Roma.

Fuente: White, Michael; Giordano Bruno, El hereje impenitente; Javier Vergara Editor; Buenos Aires, 2002.

Principales obras de Giordano Bruno

Fecha de Publicación; Lugar de Publicación; Título y breve descripción.

1572; ¿Nápoles?: De arca Noe. No más tarde de 1576/81 (actualmente perdida) De sfera. Un curso de disertaciones dadas en Toulouse.

1576; Venecia: De´segni de´tempi. Un tratado filosófico mencionado por Bruno durante el juicio en Venecia (actualmente perdida).

1582; Paris: Ars memoria. Su primera obra sobre el arte de la memoria.

1582; Paris: Cantus circaeus. Otra obra sobre el arte de la memoria.

1582; Paris: De compendiosa architectura et complemento artis Lullii. Una obra más sobre la memoria, relacionada con las ideas de Raimundo Lulio.

1582; Paris: De umbris idearum (La sombra de las ideas). Mnemónica.

1582; Paris: Cantus Circaeus ad eam memoriae praxis ordinatus quam ipse ludiciarum appellat (El canto de Circe). Mnemótica.

1582; Paris: Il Candelaio (El portador de la antorcha). Obra de teatro satírica.

1582; Paris: Ars reminiscendi et in phantastico campo exarandi (El arte del recuerdo). Mnemótica.

1584; Londres: La cena de le ceneri (La cena del miércoles de Ceniza). Relato en el que expone sus ideas sobre la cosmología.

1584; Londres: De la causa, principie et uno (De la causa, el principio y el uno). Otro tratado sobre el infinito y la cosmología.

1584; Londres: De l´infinito universo et mondi (Del infinito, el universo y sus mundos). Cosmología y copernicanismo universal.

1584; Londres: Spaccio de la bestia triunfante (La expulsión de la bestia triunfante).

1587; Paris: Lampas triginta statarum (La lámpara de las treinta estatuas). Mnemónica.

1587; Paris: De lampade combinatoria Lulliana (La lámpara de combinación de Raimundo Lulio). Libro sobre el arte de la memoria.

1590; Helmstedt: De magia (Sobre la magia).

1591; Frankfurt: De imaginum, signorum et idearum compositione, ad omnia, inventionum,dispotitionum et memoriae genera (Acerca de la composición de imágenes, signos e ideas). Mnemónica.

1591; Frankfurt: Trilogía de Frankfurt, formada por De inmenso, De monada y De minimo. Recapitulación de la filosofía bruniana.

1591 (Un borrador, incompleto, en Frankfurt - 1590 - y otro en Padua - 1591). De vinculis in genere (Acerca de los vínculos en general). Recapitulación de su filosofía y sus opiniones religiosas.

Fuente: White, Michael; Giordano Bruno, El hereje impenitente; Javier Vergara Editor; Buenos Aires, 2002.

Masonería Argentina

Orígenes de la Masonería Argentina

Viajeros, comerciantes, militares, intelectuales procedentes de Inglaterra, España, Francia y Portugal, difundieron las logias en América del Sur. En Buenos Aires, las primeras noticias de la hermandad se remontan a fines del siglo XVIII. La primera logia en territorio argentino fue la "Logia Independencia", con protocolos de autorización otorgados por la Gran Logia General Escocesa de Francia. Dicha autorización data aproximadamente de 1795 y su sola denominación acusaba en sus integrantes una concepción autonomista para las tierras americanas.

Según refirió Francisco Guilló en su libro Episodios patrios, la logia funcionaba en un semiarruinado caserón, donde tiempo atrás el presbítero Juan Gutierrez Gonzalez y Aragón había levantado la Capilla de San Miguel, que posteriormente fue abandonada ante las dificultades que los grandes zanjones oponían para que los feligreses pudieran llegar a ella durante y después de las lluvias.

Por lo que toca a la "Logia Independencia", con ese nombre apareció otra logia, presidida por Julián B. Alvarez, en 1810, y es probable que no haya tenido continuidad con la homónima anterior. Esta logia dirigida por Alvarez es la que suministró los elementos básicos para la constitución de la Logia Lautaro, con la cual se inició el historial más importante de la masonería en la Emancipación.

El historiador Juan Canter negó la existencia de la "Logia Independencia", pero el coronel inglés Santiago Florencio Burke masón confeso, contó que cuando se fue de Buenos Aires, en 1809, fueron a despedirlo "un número de las principales personas del lugar, mis viejos amigos de Independencia", refiriéndose indudablemente a la logia.

Lappas refutó a Canter sosteniendo que "contrariamente a las afirmaciones contundentes de eruditos historiadores, hemos podido comprobar como cierta la existencia en Buenos Aires de una Logia denominada "Independencia", fundada a fines del siglo XVIII y que obtuvo Carta Constitutiva de la Gran de Loge Generale Ecossaise de France, cuerpo este que fue absorbido el 8 de enero de 1805 por el Gran Oriente de Francia, quedando la antes mencionada Logia en libertad de acción sobre su futuro".

Desde luego, existe en el tema masónico una enorme dificultad para lograr documentos y pruebas fehacientes. Esto es por la propia naturaleza de las sociedades cerradas o secretas, a lo que se suman las políticas represivas de particular violencia que se han empleado en su contra, al constituirse en baluarte de la revolución democrático-burguesa contra el absolutismo. Lo ha señalado el español Miguel Morayta quien, al escribir la primera historia sistemática de la masonería peninsular, decía: "La historia interna de la masonería española no se ha escrito aún y seguramente no se escribirá nunca; faltan y faltaran siempre los documentos del caso necesario. Durante muchos años las logias no extendieron actas de sus tenidas, ni firmaron siquiera expedientes de iniciación, se hacia indispensable no dejar rastros de sus actos. ¿Cómo, sin existir archivos narrar las vicisitudes de la Orden? Más hacedero, si bien no del todo fácil, es historiar sus manifestaciones externas, sus actos públicos, es decir, sus trabajos intentados o cumplidos en el mundo profano".

Morayta sostuvo esta tesis después que la historiografía había comenzado a efectuar una severa crítica a la manía documentalista. Los documentos son importantes, pero mucho más lo es la facultad de comprensión del historiador. E1 eminente Leopoldo von Ranke lo explicó al señalar que la misión del historiador "no consiste tanto en reunir y acoplar hechos como en comprenderlos y explicarlos. La historia no es, como algunos piensan, obra de la memoria exclusivamente, sino que requiere ante todo agudeza y claridad de inteligencia. No lo pondrá en duda quien se de cuenta de cuan difícil es distinguir lo verdadero de lo falso y escoger entre muchas referencias la que pueda ser considerada como la mejor, o quien conozca aunque sólo sea de oídas aquella parte de la crítica que tiene su asiento en los aledaños de la histografía".

Bibliografía: La Masonería, Política y Sociedades Secretas
Autor: Emilio Corbière
Editorial Sudamericana; Páginas 162, 163, 164.

La fundación de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones

La masonería Argentina, como se la conoce ahora, tuvo como partida de nacimiento la constitución de la Gran Logia, el 11 de Diciembre de 1857. Esta constitución produjo un complicado trámite a raíz del virtual enfrentamiento entre Miguel Valencia (1799-1870) que provenía de una familia unitaria que había retornado del Brasil, luego de un extenso exilio, y José Roque Pérez (1815-1871), un federal que había sido funcionario diplomático durante el gobierno de Rosas.

Desde luego que no fueron los ingleses los que reconocieron a los masones argentinos. Valencia tenía poderes conferidos por la masonería brasileña, ajena a la tradición argentina, y Pérez, relaciones estrechas con la Gran Logia de Montevideo, que era el centro masónico fundamental en el Río de la Plata.

Miguel Valencia era, como Pérez, un jurisconsulto. En 1832 había sido redactor de El Telégrafo del Comercio, pero al poco tiempo tuvo que abandonar Buenos Aires por la persecución Rosista y se trasladó al Brasil, donde dictó varias cátedras de derecho en la Universidad de Río de Janeiro y colaboró en el periodismo.

Después de Caseros, Valencia fue miembro de la judicatura, dictó cátedra en la Facultad de Derecho porteña y, a partir de 1853, formó parte del Senado bonaerense en la fracción antiurquicista. Era un orador fogoso y su actividad política fue favorable al partido porteño.
En la masonería lo había iniciado el doctor Julián Alvarez (1788-1843), figura clave de la masonería en mayo de 1810'3. Valencia militó en la masonería chilena y en la "Logia Capitular Regeneración", de Niteroi, Brasil.

Al retornar a Buenos Aires, mantuvo diferencias con José Roque Pérez, apresurándose a crear, a principios de 1857, el denominado "Gran Oriente de la Confederación Argentina", pero su esfuerzo fue efímero y poco aglutinante. Jose Roque Pérez y la amplia mayoría de los masones de la época no querían una masonería unitaria sino que pretendían otra que impulsara la unidad nacional. En pocos meses, Pérez recorrió las tres logias que reconocían el liderazgo de Valencia y lo dejó sin base de sustentación. Con las que le respondían y con aquellas que se habían agrupado junto al doctor Valencia, José Roque Pérez fundó la actual Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.

La constitución de la Gran Logia dio organicidad a las diversas logias, uniendo a las que actuaban en Buenos Aires y luego a éstas con las del interior del país. Aquel 11 de diciembre de 1857 realizaron el pacto de unión las logias "Unión del Plata", "Confraternidad Argentina", "Consuelo del Infortunio", "Tolerancia", "Regeneración", "Lealtad" y "Constancia", eligiendo como Gran Maestre al doctor Jose Roque Pérez. Jurista notable, diplomático, filántropo y humanista, Pérez, junto a otros cofrades, en su mayoría médicos - como el doctor Manuel Gregorio Argerich -, murieron socorriendo a los enfermos durante la epidemia de fiebre amarilla. El pintor uruguayo Juan Manuel Blanes (1830-1901) inmortalizó a los mártires masónicos en su cuadro La fiebre amarilla, donde están representados José Roque Pérez y Argerich, junto a un adolescente, trasponiendo el portal de una casa y aparecen una mujer, en el suelo, muerta, y su bebé gateando en busca de socorro.

Bibliografía: La Masonería, Política y Sociedades Secretas
Autor: Emilio Corbière
Editorial Sudamericana; Páginas 150, 151, 152.

La Masonería: Introducción

Masonería: Institución

La Masonería es una Institución esencialmente filosófica, filantrópica y progresista.

Es Filosófica porque orienta al hombre hacia la investigación racional de la leyes de la Naturaleza; invita al esfuerzo del pensamiento que va desde la simbólica representación geométrica hacia la abstracción metafísica; busca la reflexión filosófica , la penetración del sentido espiritual del movimiento de la Historia; contempla en cada tiempo histórico las nuevas inspiraciones doctrinarias y asimila, de cada sistema filosófico, lo que pueda significar el aporte al patrimonio de la Verdad abstracta, más allá del tiempo y del espacio.

Es filantrópica porque practica el altruismo, desea el bienestar de todos los seres humanos y no está inspirada en la búsqueda de lucros personales de ninguna clase. Sus esfuerzos y sus recursos están dedicados al progreso y felicidad de la especie humana, sin distinción de nacionalidad, razas, sexo ni religión, para lo cual tiende a la elevación de los espíritus y a la tranquilidad de las conciencias, algunos apóstoles de la Orden han expresado en frases sintéticas el espíritu ecuménico que anima a la Masonería: "Toda la especie humana es una sola familia dispersa sobre la faz de la tierra; todos los pueblos son hermanos, y deben amarse unos a otros como tales. "Desdichados los impíos que buscan una gloria cruel en la sangre de su hermano!" (Ramsey, 1725).

Es progresista porque enseña y practica la solidaridad humana y la absoluta libertad de conciencia. La Masonería tiene por objeto la búsqueda de la Verdad, desechando el fanatismo y abordando sin prejuicios todas las nuevas aportaciones de la invención humana; estudia la moral universal y cultiva las ciencias y las artes y no pone obstáculo alguno en la investigación de la Verdad.

Máximas

He Aquí Algunas Máximas del Código Moral Masónico:

  • Quiere a todos los hombres como si fueran tus propios hermanos.
  • Estima a los buenos, ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie.
  • No adules a tu hermano, porque es una traición; si tu hermano te adula, teme que te corrompa.
  • Escucha siempre la voz de tu conciencia.
  • Evita las querellas, prevé los insultos, procura que la razón quede siempre de tu lado.
  • No seas ligero en airarte, porque la ira reposa en el seno del necio. El corazón de los sabios está donde se practica la virtud, y el corazón de los necios, donde se festeja la vanidad.
  • Si tienes un hijo, regocíjate; pero tiembla del depósito que se te confía. Haz que hasta los diez años te admire, hasta los veinte te ame y hasta la muerte te respete. Hasta los diez años sé su maestro, hasta los veinte su padre y hasta la muerte su amigo. Piensa en darle buenos principios antes que bellas maneras; que te deba rectitud esclarecida y no frívola elegancia. Haz un hombre honesto, antes que un hombre hábil.
  • Lee y aprovecha, ve e imita, reflexiona y trabaja, ocúpate siempre en el bien de tus hermanos y trabajarás para ti mismo.
  • Sé entre los profanos libre sin licencia, grande sin orgullo, humilde sin bajeza; y entre los hermanos, firme sin ser tenaz, severo sin ser inflexible y sumiso sin ser servil.
  • Habla moderadamente con los grandes, prudentemente con tus iguales, sinceramente con tus amigos, dulcemente con los pequeños y eternamente con los pobres.
  • Justo y valeroso defenderás al oprimido, protegerás la inocencia, sin reparar en nada de los servicios que prestares.
  • Exacto apreciador de los hombres y de las cosas, no atenderás más que al mérito personal, sean cuales fueren el rango, el estado y la fortuna.

    Declaración de Principios

    Son sus principios: La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad y su Lema: Ciencia, Justicia y Trabajo.

    Se propone la investigación de la verdad, la perfección del Individuo y el progreso de la Humanidad.

    Considera que la moral es tanto un arte racional, como un fenómeno evolutivo propio de la vida colectiva, que obedece a leyes naturales. Reconoce al Gran Arquitecto del Universo como símbolo de las supremas aspiraciones e inquietudes de los hombres, que anhelan captar la esencia, el principio y la causa de todas las cosas. Para el esclarecimiento de la verdad, no reconoce otro límite que el de la razón humana basada en la ciencia. Exige de sus adeptos la más amplia tolerancia y por ello respeta las opiniones políticas y las creencias religiosas de todos los hombres. Reconoce que todas las comuniones religiosas y políticas merecen igual respeto y rechaza toda pretensión de otorgar situaciones de privilegio a ninguna de ellas en particular.

    La Francmasonería, Institución esencialmente humana, trabaja sin tregua por el logro de sus fines, buscando una más armónica estructuración de la vida sobre bases de amor y de justicia social.

    Viene actuando, por ello, desde el fondo de los tiempos, como el tenso resorte que acelera la evolución teniendo en cada etapa de la historia una finalidad determinada de acuerdo con las necesidades y aspiraciones del ambiente.

    Flecha de un anhelo proyectado al porvenir, sus esfuerzos del pasado han contribuido a los progresos que goza del presente. Aspira por la evolución y el esfuerzo organizado de la sociedad al perfeccionamiento cada vez mayor de las instituciones sociales, transformándolas en las que satisfagan, dentro de un régimen de libertad, justos anhelos de mejoramiento.

    Procura por todos los medios lícitos a su alcance, dignificar al hombre capacitándolo, por un desarrollo superior de la conciencia, para el mejor y más amplio uso de sus derechos y libertades.

    Condena la intolerancia, abomina el fanatismo y declara su repudio por los regímenes de fuerza y de violencia como contrarios a la razón y denigrantes para la especie.

    Reconoce la fraternidad la condición primordial del género humano; es substantivamente pacifista y considera a la guerra como un crimen horrendo.

    Estima que el trabajo es un deber esencial del hombre, y como tal le dignifica y le honra, sin establecer distingos ni categorías, pero juzga que el descanso es un derecho y se esfuerza porque la vejez, la invalidez, la infancia y la maternidad gocen de los beneficios del amparo al que son acreedores.

    Libertad, Igualdad, Fraternidad

    Libertad de la persona humana y de los grupos humanos ya sean instituciones, razas o naciones, y en todos sus aspectos, es decir, libertad de pensamiento y de movimientos.

    Igualdad de derechos y obligaciones de los individuos y grupos humanos sin distinción de religión, raza o nacionalidad.

    Fraternidad de todos los hombres, y de todos los pueblos y naciones; porque todos los seres humanos nacen libres e iguales en derechos y en dignidad. Un alto espíritu de fraternidad inspira los actos de la Masonería.

    Ciencia, Justicia, Trabajo

    La Ciencia logra el esclarecimiento del espíritu y la jerarquización de los valores intelectuales, así como la discriminación del saber humano, armonizando la aspiración a la Verdad con el reconocimiento de las posibilidades del hombre. Es fuente de modestia, cualidad que se opone al orgullo y al dogmatismo intelectivo que muchas veces separan a los hombres.

    La Justicia es necesaria para equilibrar las relaciones humanas y para educarnos en la adaptación a las evoluciones sociales.

    El Trabajo, que es condición fundamental de la existencia humana, debe ser para el masón un mecanismo creador de vida espiritual. Por el trabajo, el hombre se dignifica y se hace económicamente independiente dentro de la sociedad civilizada. En síntesis: la Masonería postula el mejoramiento intelectual, moral y social del hombre y el progreso de la sociedad humana; lograr una evolución dinámica del hombre y del mundo sin menoscabar las tradiciones, la experiencia y los ritos del pasado, y olvidar las pasiones y los intereses materiales para alcanzar la serenidad del juicio y de acción tan necesaria en los momentos decisivos de toda labor humana.

    La Moral Masónica

    La moral de la Masonería no está directamente ligada a ningún sistema filosófico, ni a ningún credo religioso. La constituye el fondo común de preceptos universales que enseñan al hombre a ser mejor y a amar a sus semejantes. En todas las religiones y en todas las filosofías se encuentran esencias de una sabiduría elaborada por los más grandes apóstoles y profetas de la Humanidad, inspirados en los más sublimes sentimientos del corazón humano y empleados en las duras experiencias de la vida y de la historia. La Masonería busca la solidaridad de los valores intelectuales, éticos y estéticos para lograr la consistencia armónica de la conducta.

    La virtud Masónica

    Masonería entiende por virtud la capacidad de hacer el bien en su más amplio sentido y el cumplimiento de nuestros deberes para con la sociedad y la familia sin egoísmo ni vanidad. La Masonería enseña a practicar la virtud como calidad suprema de la moral y como lealtad de la conducta para el ideal, que debe conducir hasta el sacrificio cuando sea necesario para el cumplimiento del deber. Considera la virtud como una realización siempre perfectible, porque sabe que el hombre no es inaccesible a las tentaciones y debilidades; pero el permanente esfuerzo del espíritu se convierte en eficaz baluarte de la virtud.

    El Deber Masónico

    La Masonería entiende por deber el respeto hacia los derechos del individuo y de la sociedad así como el estricto cumplimiento de las obligaciones que ello envuelve. Pero también tiene el hombre sus deberes para consigo mismo. La Masonería induce al hombre a ser fiel con sus ideales ajustando su conducta a los principios que proclama. El deber masónico consiste en adoptar las normas de conducta adecuadas en cada momento de acuerdo con la palabra empeñada, con el ideal proclamado y con el bien por íntima decisión, llegando al sacrificio, sin necesidad de presiones externas y aún en contra de obstáculos poderosos de orden exterior. El deber masónico es la vocación inquebrantable del espíritu para la virtud.

    La Masonería y la Política

    La Masonería no es una asociación política ni puede confundir su actividad con la de ningún partido político; pero el masón no debe estar al margen de los grandes problemas políticos de los pueblos y del mundo entero. En el seno de la Orden Masónica conviven hombres de diversos partidos y de diversas concepciones sociológicas mientras sean respetuosos y democráticos.

    A la influencia de la Masonería y de sus miembros se deben los grandes movimientos libertadores de Europa y América. La propia Revolución Francesa estuvo muy empapada de los principios masónicos, encarnados en la misma fórmula que todavía irradia luz con la trilogía de IGUALDAD, LIBERTAD, FRATERNIDAD.

    El masón conserva fuera de la Logia toda su libertad de ciudadano y puede dedicar el ardor de su entusiasmo al servicio de sus ideales. En la Argentina, la Masonería y sus miembros dilucidaron las dudas y erigieron los pedestales en que la conciencia pública venera las figuras inmarcesibles de San Martín, Belgrano y Rivadavia. Fue la Masonería Argentina la que consiguió el apaciguamiento definitivo de las luchas internas después de Caseros y hasta la organización Constitucional y la federalización de Buenos Aires. Los Masones argentinos lucharon contra la fiebre amarilla, asistieron a los heridos del Paraguay (creando así la Cruz Roja Argentina), promovieron las leyes del registro civil y del matrimonio civil, y desde hace décadas predica la equiparación de los derechos de la mujer además de otras numerosas obras de asistencia social y cultural.

    ¿Es la Masonería una Religión?

    La Masonería no está afiliada ni puede afiliarse a ninguna religión determinada. Elevándose sobre toda clase de discusiones, ofrece a los amantes de la Verdad el terreno más apropiado para la inteligencia mutua y la unión fraternal. No reconoce en la investigación científica ninguna autoridad superior a la Razón Humana y rechaza, por tanto, las verdades reveladas que aceptan las religiones positivas. Admite en su seno a personas de todos los credos religiosos, sin distinción, siempre que sean tolerantes y respeten todas las opiniones sinceramente profesadas; es decir: exentas de fanatismos, egoísmos y supersticiones.

    ¿Es Tolerante la Masonería?

    La Masonería es eminentemente tolerante y exige de sus miembros la más amplia comprensión. Todos los masones, de cualquier país que sean y cualquiera que sea el rito que profesen, constituyen una sola familia universal, por que la fraternidad Humana es uno de sus principios y la tolerancia el principal de sus deberes. En la Masonería caben todos los hombres libres y honrados y de buenas costumbres sin distinción de razas, religión, ideas políticas y sociales, profesiones, categorías y posición en el mundo profano.

    ¿La Masonería es una Asociación Secreta?

    La Masonería no es hoy una sociedad secreta en cuanto a la Institución legalmente constituida; las autoridades argentinas le tienen concedida la personería jurídica desde el año 1879, y sus fines son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en los Estatutos aprobados por el Gobierno de la Nación y ampliamente difundidos en diccionarios, enciclopedias y publicaciones históricas. Pero, en épocas de cruenta persecución que en algunos países se ha lanzado contra la Masonería, es lógico que se hayan constituido grupos de masones discretamente reservados, lo mismo que hicieron los cristianos perseguidos por el Imperio Romano. Sin embargo, no es esta la verdadera motivación del llamado secreto masónico. Ese se refiere al estudio e interpretación de los símbolos y ritos de la Orden, de los cuales surge la utilidad de los trabajos realizados en las Logias. Recordemos que hay dos categorías muy distintas de sociedades secretas: 1) Las organizaciones secretas (clandestinas) políticas, cuya acción y ejercicio son de duración limitada y cuyos fines son concretos. Nada tienen que ver con la Masonería. 2) Las sociedades iniciáticas que de ningún modo intentan ocultarse, pero cuyo secreto consiste en reservar el conocimiento de los ritos y ceremonias a los iniciados porque se trataba de un método de perfeccionamiento espiritual. La Masonería es, por excelencia, una sociedad iniciática.

    Los Hombres Ilustres en la Masonería

    Consultando la Historia de la Humanidad se adquiere el convencimiento de que la Masonería es una de las Organizaciones que más ha contribuido al progreso moral, intelectual y social de los pueblos. Ninguna ha realizado trabajos y sacrificios tan importantes ni ha sido tan perseguida por los déspotas, fanáticos y enemigos de la luz. Pero ninguna sociedad ha reunido en su seno a tantos hombres ilustres que más se han distinguido como estadistas, filósofos, artistas, científicos, militares, etc. en todos los países del globo.

    Han sido masones: Filósofos como Voltaire, Goethe y Lessing; músicos como Beethoven, Hayden y Mozart; genios rectores como Federico el Grande, Napoleón, Garibaldi, Martí, Miranda, Cavour y Bolívar, poetas como Byron, Lamartine y Víctor Hugo; escritores como Castelar, Bacon, Mazzini y Kipling; científicos como Lalande, Condorcet y d´Alembert, etc.

    También han pertenecido a la Orden Masónica algunos ilustres prelados católicos, entre otros: el cura Hidalgo, paladín de la libertad mejicana; el padre Calvo, fundador de la Masonería Centroamericana; el Doctor Ramón Ignacio Méndez, arzobispo de Venezuela, y , en la Argentina, Julián Segundo Agüero, Aurelio Herrero, Pedro Perdriel, Cayetano y Gregorio Rodriguez, Santiago Figueredo y muchos otros.

    Masones Ilustres Argentinos

    He aquí algunos de nuestros antecesores ilustres que han honrado la Masonería Argentina, cuyos pasos tratamos de seguir.

    Sorprenderá a muchos comprobar que militaron en ella, al igual que ahora, la más destacadas figuras de la nacionalidad.

    José de San Martín, quien nos dio patria y libertad. Manuel Belgrano, creador de nuestro pabellón nacional. Vicente López y Planes quien nos legara el Himno Nacional.

    En la nómina de los presentes en la Convención Nacional Constituyente de 1860 (reformadora de la Constitución de 1853) buena parte de los miembros firmantes del despacho, eran masones. Así Mariano Fragueiro (su presidente), Domingo F. Sarmiento, José Benjamín Gorostiaga, Nicasio Oroño, José María Gutierrez, Irineo Portela, Salvador María del Carril, José Francisco Seguí, José Mármol, Benjamín Victorica, Wenceslao Paunero, Nicanor Albarellos y el de los actores directos: Bartolomé Mitre, Santiago Derqui y al Gral. Urquiza, también masones.

    Formaron parte del máximo tribunal argentino, Suprema Corte de Justicia, Salvador María del Carril, José Barros Pazos, José Benjamín Gorostiaga, José Figueroa Alcorta, Benjamín Victorica, Antonio Bermejo, Roberto Repetto y Antonio Sagarna.

    Masones fueron varios presidentes de la República Argentina: Rivadavia, López y Planes, Urquiza, Santiago Derqui, Bartolomé Mitre, Sarmiento, Juárez Celman, Pellegrini, Manuel Quintana, Figueroa Alcorta, R. Sáenz Peña, Victorino de la Plaza, Hipólito Yrigoyen, Agustín P. Justo.

    Prestigiaron nuestro Congreso Nacional: Leandro N. Alem (ex-Gran Maestre), Aristóbulo del Valle, Joaquín Castellanos, Emilio Gouchón (ex-Gran Maestre), Belisario Roldán, Luis María Drago, Valentín Alsina, Delfín Gallo, Juan Balestra, Carlos Conforti, Juan Luis Ferrarotti y Lisandro de la Torre, en unión de cientos de otros legisladores masones.

    Fueron masones los bardos de nuestra poesía gauchesca: Hilario Ascasubi, Estanislao del Campo y José Hernández.

    Dentro de la cultura, la literatura y el pensamiento argentino recordamos a: Eduardo Wilde, Olegario V. Andrade, Onésimo Leguizamón, José Mármol, José María Ramos Mejía, Eugenio Cambaceres, Joaquín V. González, Agustín Alvarez, Leopoldo Lugones, Alejandro Korn, José Ingenieros, Diego Fernandez Espiro, Esteban Echeverría, Miguel Cané, Santiago Fitz Simón, Juan J. Garcia Velloso, Eusebio Gómez.

    En las ciencias y la educación, encontramos a hombres como : Florentino Ameghino, Nicanor Albarellos, Manuel Augusto Montes de Oca, José María Moreno, Martín Spuch, Lucio V. López, Manuel Ricardo Trelles, Antonio Zinny, Amancio y Diego Alcorta, Eugenio Bachmann, Samuel Gache, José María Gutiérrez, Ricardo Gutiérrez, Guillermo Rawson, Alejandro Rosa, Eduardo L. Holmberg, Cristóbal Hicken, Eliseo Cantón, Carlos Durand. José Penna, Cosme Argerich, Ignacio Pirovano, Telémaco Susini, Carlos F. Melo, Rodolfo Rivarola, Víctor Mercante, Rodolfo Senet, Pedro Scalabrini, Pablo Pizzurno, Manuel Hermenegildo Langenheim, Manuel José Langenheim y César S. Langenheim.

    Entre los cultores de las artes plásticas y pictóricas debemos mencionar a: Prilidiano Pueyrredón, Ignacio Manzoni, Carlos F. Pellegrini, Martín Boneo, Rogelio Yrurtia, Ernesto de la Cárcova.

    Entre los autores y actores del teatro rioplatense sólo citaremos los nombres de Florencio Sánchez, Emilio Onrubia, Roberto Casaux, Enrique García Velloso y Enrique Muiño.
    Algunos de los militares y marinos que pertenecieron a la Masonería: Nicolás Vega, Juan Gelly y Obes, Wenceslao Paunero, Emilio Mitre, Félix Benavidez, Donato Alvarez, Bartolomé Cordero, Mariano Cordero, Luis Cabassa, Julio Fonrouge, Eduardo Broquen, Emilio Conesa, Rudecindo Roca, Nicolás Levalle, Eleodoro Damianovich, José María Galán, Pedro Mallo, Rosendo María Fraga, Teodoro García, José L. Garmendia, José M. Francia, Eduardo Racedo, Zacarías Supisiche, Guillermo Brown, Francisco J. Reynolds, Joaquín Viejobueno, Luis Piedrabuena, Luis Pi, Erasmo Obligado, Clodomiro Urtubey, Martín Rivadavia, Santiago J. Albarracin, Enrique Howard, Juan A. Golfarini, José Murature, Carlos O´Donnel.

    Preguntas Frecuentes (FAQ)

    ¿Cómo está organizada la Masonería?

    Los masones están agrupados en Logias que se reúnen en general de una hasta cuatro veces al mes. La verdadera, pura y antigua Masonería cuenta solamente con los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro Masón. El rito Escocés Antiguo eleva la cantidad de grados a 33°.

    Institucionalmente, ya que no se concibe el masón sin Logia, todo miembro debe pertenecer a una Logia que generalmente está compuesta por 20 o 30 miembros y es totalmente independiente en la esfera de su competencia, sólo limitada por las facultades que las Logias cedieron voluntariamente a la Gran Logia a través de los Estatutos, Constitución y Reglamentos Generales, a los efectos de una más efectiva organización nacional.

    Cada logia se encuentra bajo la dirección de un Venerable Maestro, elegido entre sus miembros.

    Para explicarlo en un sentido llano, las logias serían como países independientes y la Gran Logia como la O.N.U. (Organización de las Naciones Unidas).

    Toda Gran Logia está gobernada por un Gran Maestre, elegido por los representantes de las Logias de su Jurisdicción, reunidas en asamblea; El Gran Maestre dirige los tres primeros grados (Aprendiz, Compañero y Maestro).

    El Soberano Gran Comendador es el presidente del Supremo Consejo Grado 33 que tiene jurisdicción sobre todas cámaras que trabajen en los grados 4º a 33º (Los grados Filosóficos). Pero no tiene jurisdicción sobre la Gran Logia.

    La Respetable Logia Giordano Bruno Nro. 38 es una más de las cientos de Logias que integran la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.
    ¿La Masonería es una Asociación Secreta?

    La Masonería no es hoy una sociedad secreta en cuanto a la Institución legalmente constituida; las autoridades argentinas le tienen concedida la personería jurídica desde el año 1879, y sus fines son igualmente conocidos por cuanto están enumerados en los Estatutos aprobados por el Gobierno de la Nación y ampliamente difundidos en diccionarios, enciclopedias y publicaciones históricas.
    Pero, en épocas de cruenta persecución que en algunos países se ha lanzado contra la Masonería, es lógico que se hayan constituido grupos de masones discretamente reservados, lo mismo que hicieron los cristianos perseguidos por el Imperio Romano.
    Sin embargo, no es esta la verdadera motivación del llamado secreto masónico. Ese se refiere al estudio e interpretación de los símbolos y ritos de la Orden, de los cuales surge la utilidad de los trabajos realizados en las Logias. Recordemos que hay dos categorías muy distintas de sociedades secretas:
    1) Las organizaciones secretas (clandestinas) políticas, cuya acción y ejercicio son de duración limitada y cuyos fines son concretos. Nada tienen que ver con la Masonería.
    2) Las sociedades iniciáticas que de ningún modo intentan ocultarse, pero cuyo secreto consiste en reservar el conocimiento de los ritos y ceremonias a los iniciados porque se trataba de un método de perfeccionamiento espiritual. La Masonería es, por excelencia, una sociedad iniciática.

    ¿Cuál es el Secreto que tanto cuida la Masonería?

    No es un secreto en sí. Existen algunas enseñanzas que sólo se pueden comprender mediante un desarrollo progresivo que procede de dentro del individuo y que avanza hacia fuera de él, tal y como sucede con la transformación de una semilla o de un germen en una planta u organismo completo, que potencialmente existía en aquéllos de manera latente.

    La Iniciación masónica supone un proceso de crecimiento espiritual del sujeto, un progreso que le permite transformar radicalmente su sentido de la vida y su percepción de la realidad, y la razón de esto es que en los rituales y ceremonias masónicas yacen ocultas las fuerzas relacionadas con el desarrollo de los aspectos divinos del hombre, si y solo si, el propio sujeto logra percibirlas.

    Cuando el recipiendario del ceremonial iniciático modifica su percepción de la realidad, es decir, cuando la venda alegórica que cubre sus ojos cae permitiéndole ver la Luz, entonces el iniciado es ya otro hombre, un hombre "renacido" dotado ahora de cualidades que le corresponderá a él ir desarrollando hasta alcanzar la verdadera iniciación.

    Tal desarrollo espiritual es iniciático por método y por naturaleza, ya que ocurre ocultamente en el interior del individuo. Es entonces cuando el masón se hace efectivamente poderoso, pues ha logrado el poder de dominarse a sí mismo, entendiendo que el poder masónico no es para dominar a los demás.

    De esta manera, la Orden Masónica se propone, realmente, buscar y poner en evidencia la latente y potencial perfección espiritual del ser humano, y considera que tal perfección se halla en su interior como semilla, esperando un proceso de afloración y desarrollo.

    No tenemos la más mínima idea de cuando se vaya a acabar el mundo, ni sabemos donde está el Santo Grial, no cuidamos ninguna tumba –ni de Jesús ni de María Magdalena-, ni demás rumores que se han esparcido por el mundo.

    ¿Por qué se reúnen en secreto los masones?

    Por protección. Durante gran parte de la historia los masones han sido perseguidos por sus ideas de libertad, de igualdad, de fraternidad, y han requerido del más absoluto secreto para sesionar. Ahora, aunque los tiempos han cambiado, no podemos asegurarnos que siempre reinará el respeto a las ideas, a las personas o a las libertades. Es más que nada una precaución.

    ¿Es la Masonería atea?

    No, no lo es. Los masones reconocen la existencia de un principio regulador del universo según sus propias convicciones, al que conoce con el nombre de Gran Arquitecto del Universo. Es a la Gloria de este Gran Arquitecto del Universo en cuyo nombre ejecuta sus trabajos la Masonería.
    Los masones, como individuos, son en todo caso libres de darle el contenido que mejor se ajuste a sus creencias. Como todos los símbolos, proporciona un marco, pero su interpretación concreta corresponde a cada cual.
    Para otros muchos simboliza la idea de un Principio Creador que está en el origen del Universo, cuya naturaleza es indefinible. Hay por último masones que, prescindiendo de cualquier enfoque trascendente, identifican al Gran Arquitecto con la sublimación del ideal masónico, o que lo interpretan desde una perspectiva panteísta o naturalista.
    En nuestras logias hay personas de todas las religiones, incluso sacerdotes.

    ¿Qué NO es la Masonería?

    No es una asociación esencialmente benéfica, aunque considere estas prácticas como un deber.
    No es una religión, ya que no impone a sus miembros una creencia religiosa determinada, los Masones pueden practicar la religión de su preferencia, con tal que respeten las opiniones de los demás.
    No es una asociación para obtener beneficios personales, ya que no procura a sus adheridos ventajas en los negocios o en la política. Muchas personas ingresan en la orden esperando inmediatos beneficios de este tipo, por lo que al poco tiempo se decepcionan.
    No es una sociedad secreta, ya que no niega su existencia y cuáles son sus propósitos y finalidades y hasta tiene personalidad jurídica, con los nombres y apellidos de sus dirigentes y la presentación de sus Estatutos.
    No maneja los hilos del poder mundial, ni es la sociedad secreta más poderosa sobre la tierra, cómo muchos alegan.

    ¿Es cierto que su asociación es con fines políticos?

    No, nuestros fines no son políticos aunque a veces las logias hayan tenido que manifestarse en algún asunto político. Por ejemplo, en las sesiones está prohibido hacer cualquier tipo de proselitismo (propaganda, promoción) de tipo político, pero está permitido hablar de asuntos políticos que nos afectan como organización o como sociedad. Por ejemplo, asuntos relacionados con la libertad de expresión, de reunión, etc.
    Ello no quiere decir que sus miembros no puedan tenerla y, de hecho, entre los francmasones ha habido muchos políticos. Sin embargo, a poco que se conozcan, es bastante claro que sus actividades políticas han representado un amplio espectro político, que va desde posiciones conservadoras hasta posiciones izquierdistas, con lo cual no es posible pensar en una mano rectora que estuviera tras ellas.

    ¿Por qué se ha perseguido a los masones en casi todos los países?

    Porque la masonería fomenta el libre pensamiento, la libertad de cultos, de expresión, etc., y muchos regímenes del mundo no coinciden con esas ideas.

    ¿Existe Masonería de Mujeres?

    Si. Lo que no existe es Masonería Mixta.

    ¿Me pedirán que ingrese?

    No; no directamente y no debe esperar que lo hagamos. Muchos hombres que hubiesen deseado ser Masones nunca lo son por desconocer que a un masón no le está permitido pedir directamente el ingreso de un nuevo miembro. Se tiene que dar el paso personal y voluntariamente. Lamentablemente, a menudo se encuentran hombres diciendo que esperaron en vano el ser invitados.
    Si está interesado y quiere ingresar o desea más información no dude en contactar con un masón para ampliar su conocimiento sobre la Francmasonería. Quizá uno de sus amigos que es masón puede tocar el tema conversando con Usted, pero de ninguna manera le pedirá que ingrese, porque creemos que un hombre debe pedir su ingreso solo, de su propia voluntad (lo que es parte de la llama masónica que vive en el interior de aquellos que de alguna manera siempre han buscado la verdad). ¡El Ingreso ha de ser Libre!

    Si no conoce a ningún masón, siempre puede acudir a nuestras oficinas en la calle Perón 1242, Capital Federal, donde tendrá buena acogida y podrá conseguir toda la información deseable.

    También, si tiene alguna consulta, puede escribirnos un e-mail a la siguiente dirección que será respondido con amabilidad:
    secretario@logiagiordanobruno.org.ar

    ¿Qué es La Masonería?

    La Francmasonería o masonería es una institución de carácter iniciático, filantrópico y filosófico, fundada en el sentimiento de fraternidad. Tiene como objetivo la búsqueda de la verdad y fomenta el desarrollo intelectual y moral del ser humano, además del progreso social. Los masones, tanto hombres como mujeres, se organizan en estructuras de base denominadas logias, que a su vez pueden estar agrupadas en una organización de ámbito superior normalmente denominada "Gran Logia", "Gran Oriente" o "Gran Priorato". Cada logia es presidida por un Venerable Maestro y la Gran Logia es presidida por el Gran Maestre.

    De antiquísima data, pero aparecida en su carácter formal en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la masonería “moderna” o "especulativa" ha sido a menudo descrita como un sistema particular de moral ilustrada por símbolos. Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno. Cada símbolo tiene un profundo significado para aquel que sepa interpretarlo.

    La Masonería no es una sociedad de elite, sino que reúne a individuos de distintas religiones, diferentes ideas políticas, desiguales niveles culturales, intelectuales, sociales y económicos. Esto es, distintas formas de pensar y de vivir. Esa es su riqueza.

    A la Masonería no le interesa la uniformidad de pensamiento de sus miembros; su objetivo es plasmar hombres libres, dignos, responsables, fraternos, solidarios, justos, puros y limpios en sus ideales, generosos en los campos de la vida. Que cada uno desarrolle su propia personalidad, tenga su propia opinión sustentada en el conocimiento, y pueda llegar a la verdad teniendo como apoyo la razón humana, basada en la ciencia pero sin dejar de lado el aspecto espiritual.

    El trabajo masónico tiene dos vertientes, una filosófica y otra social, ambas necesarias. Puede ser que un masón concreto prefiera inclinarse más por un aspecto que por otro, pero cada cual es libre de aportar los trabajos que prefiera.

    En masonería no caben dogmas (verdades que no se cuestionan), estando abierta a todas las actitudes respetuosas con las formas de pensar ajenas.

    La Masonería es tolerante, porque aun cuando trabaja sobre la creencia en un ser supremo, origen de la existencia de todo lo creado, al cual se dedican todos sus actos, la masonería no apoya ni predica ningún credo o teología, e invita a sus miembros a que practiquen las creencias de su preferencia.

    Produce una gran sensación el ser parte de una filosofía y un modo de vida en el que cada hombre, al ingresar como masón a la orden, llega a comprender que nunca debe estar conforme con lo que es, y en el que por convicción interior dedica su tiempo a desarrollar su conciencia en búsqueda de una perfección interior que buscará reflejar en la sociedad.

    La Masonería, adoptando distintas formas, es la única institución que ha podido vivir a través de los siglos, de las pasiones y de las tragedias humanas, desde que el hombre comenzó su existencia inteligente en el mundo.

    Los Hombres Ilustres en la Masonería

    Consultando la Historia de la Humanidad se adquiere el convencimiento de que la Masonería es una de las organizaciones que más ha contribuido al progreso moral, intelectual y social de los pueblos. Involucrada en los hechos más prominentes de la historia, ninguna otra ha realizado trabajos y sacrificios tan importantes ni ha sido a su vez tan perseguida por los déspotas, fanáticos y enemigos del saber. Pero ninguna sociedad ha reunido en su seno a tantos hombres ilustres que más se han distinguido como estadistas, filósofos, artistas, científicos, militares, etc. en todos los países del globo.


    Han sido masones, entre muchísimos otros: George Washington, Lafayette, Winston Churchill, Benjamín Franklin, Franklyn D. Roosevelt, Voltaire, Simón Bolívar, Montesquieu, Napoleón, Wolfgang Amadeus Mozart, Salvador Allende, Oscar Wilde, Victor Hugo, Henry Ford, etc.

    Masones Ilustres Argentinos

    He aquí algunos de nuestros antecesores ilustres que han honrado la Masonería Argentina, cuyos pasos tratamos de seguir:

    José de San Martín, quien nos dio patria y libertad. Manuel Belgrano, creador de nuestro pabellón nacional. Vicente López y Planes quien nos legara el Himno Nacional. Mariano Moreno, arquitecto de la patria. José Roque Pérez, impulsor de la unión nacional.

    Masones fueron varios presidentes de la República Argentina: Rivadavia, López y Planes, Urquiza, Santiago Derqui, Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento (ex-Gran Maestre), Juárez Celman, Pellegrini, Manuel Quintana, Figueroa Alcorta, R. Sáenz Peña, Victorino de la Plaza, Hipólito Yrigoyen, Agustín P. Justo.

    Prestigiaron nuestro Congreso Nacional: Leandro N. Alem (ex-Gran Maestre), Aristóbulo del Valle, Joaquín Castellanos, Emilio Gouchón (ex-Gran Maestre), Belisario Roldán, Luis María Drago, Valentín Alsina, Delfín Gallo, Juan Balestra, Carlos Conforti, Juan Luis Ferrarotti y Lisandro de la Torre, en unión de cientos de otros legisladores masones.


    Entre otros reconocidos masones podemos encontrar a: José Hernández (Autor del Martín Fierro), José María Ramos Mejía, Joaquín V. González, Leopoldo Lugones, , Esteban Echeverría, Carlos Durand, Cosme Argerich, Carlos F. Pellegrini, Guillermo Brown, Cornelio Saavedra,

    Son miles los hombres ilustres que han sido miembros de la Masonería (Reyes, Políticos, Artistas, Filósofos, etc.)

    Y también son miles aquellos que en el más absoluto anonimato han trabajado
    por mejorar a toda la humanidad

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